Los humanos tenemos el gravísimo problema de idealizar siempre los atributos de los que carecemos por naturaleza propia. Es por eso que, al crear héroes que amplifican dichos atributos, las nuevas generaciones aprenden a darles continuidad a ellos. Entre estas virtudes, encontramos a la lealtad, la valentía, la pasión, el patriotismo, la honestidad, la honradez, la humildad, la sinceridad, la fuerza y la ingenuidad.
Generalmente, los héroes son incansables luchadores de la justicia que vagan por la Tierra buscando a quién salvar. Así es, el héroe es héroe mientras tiene a quién salvar o defender; al momento de quedarse sin ello, pasa a ser lo mismo que un perro sin su hueso, está incompleto. ¿Cómo llegan a eso?
Hay héroes que se desgastan con el tiempo y pierden vigencia; al olvido son arrojados por sus protegidos.Hay otros que fallan su misión y pierde a sus protegidos. Y existen algunos que llegan a un estado de indefensión y mueren.
Pero, ¿cómo indefensión? ¿No se supone que son paladines de la justicia y el honor? Lo son pero les pasa lo mismo que a los lobos cuando mueren de viejos. Se quedan desdentados y la fuerza se escapa de sus músculos y espíritu. Es el momento en el que saben que no pueden defender a nadie más, es la agonía de saberse indefenso, insalvable y tampoco poder salvar a nadie más.
Son personajes que dedicaron su vida y ambiciones en salvar a terceros; por ello, cuando le llega el turno al héroe salvarse a sí mismo, se queda indefenso ante los embates de sus enemigos.
¿Cuántos héroes indefensos conoces?
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