El Presidente de la Paz

Estoy seguro que cuando el mundo se entero que el ganador del Premio Nobel de la Paz del 2009 es el Presidente de los EU Barack Obama, más de uno gesticuló o exclamó un ‘¿Qué?’ Y es que a todos nos ha jugado una mala treta el vecino del norte como para poder relacionarlo inmediatamente con el concepto de paz. Es como si a Calderón le otorgaran, en caso de existir, el Premio Nobel a las Políticas de Transparencia en la Administración Pública. Ridículo, ¿no?

Habiendo tantas figuras políticas alrededor del mundo, se me clava la duda por qué ni siquiera alguien como Neda pudo vencer al morenazo de la Casa Blanca. 205 nombres entraron al concurso, pero el mejor candidato resultó ser Barack Obama.

¿Por qué? ¿Será acaso porque tiene una capacidad de oratoria destacable y lo suficientemente buena para convencer al comité encargado de seleccionar a los candidatos? ¿Será acaso un “premio de consolación” por haber actuado como el cabildero de lujo y hacer hasta lo imposible por conseguir que Chicago fuera la sede de los Juegos Olímpicos del 2016? La recompensa para la ciudad que lo vio nacer políticamente tendrá que esperar.

Alguna de esas razones tuvo que ser porque dudo que tenga algo que ver con la guerra contra los drogas que han librado durante 25 años con la estrategia equivocada. Sí, estrategia equivocada. No puedes evitar que tus ciudadanos consuman drogas usando insanas cantidades de dinero en armas y agentes asignados al patio trasero; esto sólo combate a la oferta, ¿qué hay con la demanda? Supongo que es más fácil apuntar y culpar al vecino latino más cercano del ritmo al que cada vez más norteamericanos se suman a la estadística de drogadicción; así, no gastan en un problema doméstico de salud. Pero ya no pueden vendarse los ojos más tiempo. La “línea del enemigo” se ha difuminado y  las consecuencias los repercutirán por más tiempo del que se hicieron de la vista gorda. Los latinos que buscaban eliminar ahora son estadounidenses naturalizados. Se acerca el momento de pagar estas facturas… pero, ¿México seguirá pagando también por permitirse entrar en este juego?

No sólo los medios, sino la ciudadanía fronteriza ha denunciado la corrupción que sufre la operación misma de Estados Unidos por acabar con la droga en la frontera. México ha pagado con la sangre de 15 mil personas, una cotidianeidad militarizada y el aumento en el índice de actividades criminales paralelas al narcotráfico; todo porque Felipe Calderón se dispuso a iniciar una guerra de escala mayor  en contra de la delincuencia organizada sin contar con la certeza de que tendría el respaldo de su vecino del norte. Esta guerra se tiene que librar equitativamente desde ambos lados. Si los recursos no llegan de Washington y la estrategia es “de juguete”, esta guerra se perdió desde la planeación… si es que hubo tal.

Así que, como ven, estos no pudieron ser factores que influyeran para que el comité seleccionara a Obama como el nuevo Nobel de la Paz. El comité lo justifica declarando que lo que se tomó en cuenta para esta calificación fueron los “extraordinarios esfuerzos en pro de la diplomacia internacional y el desarme nuclear”. Pero, ¿cuál de estos esfuerzos ya fue concretado? Ninguno. Se le dejó muy en claro de nuevo al mundo que a veces no es lo que haces, sino lo que piensas que se debería hacer lo que te hace ganar premios que valen 1.5 millones de dólares. Bien lo dijo el ex Presidente de Polonia y Premio Nobel de la Paz Lech Walesa:

"¿Tan pronto? Es demasiado pronto. Aún no ha hecho una aportación real. Todavía está en una fase temprana, está empezando a actuar."

Ellos y su Presidente de la Paz, nosotros y nuestro Presidente del Empleo. Todos jugando a asignarse títulos.