30 de agosto de 2009

Trabajo en equipo

No hace mucho rato, recordaba con añoranza los días pasados de mi niñez; esos días cuando la vida está construida de sueños y héroes, esos días cuando todo es nuevo para uno, esos días cuando la sencillez del alma nos lleva a preguntarnos cómo es que los adultos dejan de apreciar los matices de la naturaleza para convertirse en manojos de nervios y estrés. Aún con esa añoranza, me atreví a recordar con humor la clásica guerra de los sexos, la tipica y reiterativa guerra de niños contra niñas.

Y fue en ese momento en el que comencé a cuestionar el porqué de esa eterna guerra de sexos, guerra que no sólo se da a esa edad sino que continúa por muchos años más. Es una guerra de sexos campal que ahora se da también en el campo profesional. Esencialmente, no comprendo el origen de la guerra entre gente 'madura' y 'pensante'. ¿Acaso no podemos entender que no se trata de que un sexo sea mejor que el otro sino que uno complementa al otro?

En análisis, podemos concluir en que la corriente ideológica y sociológica que nos trajo hasta esa guerra es el machismo, pues el feminismo surge como una respuesta radical a todo intento del hombre por 'domesticar' a la mujer. Tenemos el vector feminista, pero aún desconocemos el origen del machismo.

En los remotos tiempos de las cavernas, las emergentes sociedades tribales humanas basaban su economía en actividades como la cacería. En este momento, surge la división de tareas para garantizar la supervivencia de la tribu pues el macho tenía cualidades anatómicas que le permitían ser mejor cazador y la hembra tenía rasgos anatómicos apropiados para cuidar de la progenie y el hogar, principalmente la capacidad de amamantar a los pequeños. Ello no quiere decir que la hembra no participase nunca en las cacerías; en un principio, hembras y machos cazaban a los animales feroces que servirían de su alimento.

Paulatinamente, inició una corriente para delinear el papel de la mujer en la sociedad con tareas mucho más pasivas; corriente de la que formó parte la religión, pues reforzó la sumisión en las mujeres al mostrarla como: icono de la tentación (famoso pasaje bíblico de Adán y Eva) e icono de la maldad (los dioses femeninos que encarnaban la corrupción y maldad).

Carezco del conocimiento suficiente para asegurar si fue la ambición de poder sobre la mujer del hombre o la sumisión de la mujer la que permitió que se añadieran conceptos en materia sexual respecto a la mujer, conceptos que poco a poco se han ido rompiendo debido a la corriente feminista; aunque, desgraciadamente, también se han vuelto corruptos por la ambición femenina. Hagamos las comparaciones.

Los hombres siempre han aspirado a tener múltiples parejas sexuales para demostrar su hombría, 'sex appeal' y calmar sus ansías hormonales. Las mujeres de antes aspiraban a llevar una vida tranquila en el hogar cuidando de su esposo e hijos; pero las mujeres de ahora tienen exactamente las mismas aspiraciones del hombre siendo siempre más discretas para evadir el título de promiscuas que se les es colgado al ser descubiertas. La pregunta es: ¿por qué el hombre no es considerado promiscuo y castigado por la sociedad de la misma manera que la mujer? Porque, fisiológicamente, el hombre necesita del sexo con mayor frecuencia que la mujer; lo cual, supongo, merma la probabilidad de que la mujer desee tener ese mismo tipo de placer de una o mil formas. Por ende, si sus necesidades no tienen razón de ser para la ciencia, ¡deben de estar desquiciadas y ser unas ninfómanas! (Por decir lo menos)

En el pasado, los hombres trabajaban arduamente mientras la mujer cuidaba el hogar esperando el regreso de su marido para atenderlo en la medida de lo posible. Ahora, existen parejas en las que el hombre está el día entero tirado en un sofá mientras su mujer sale al trabajo y tiene que regresar para autocomplacerse, pues no es muy masculino el que los hombres sirvan a las mujeres. ¡Las mujeres son las serviles!

Podría seguir con más esquemas similares pero creo que cada quien tendrá los suyos para analizarlos.

No, yo no apoyo al machismo; y, ciertamente, tampoco apoyo al feminismo. Apoyo el humanismo. Apoyo el que cada quien tenga su lugar no por esquemas sociológicos, sino por las capacidades de cada uno.

Se ha demostrado que las mujeres tienen una capacidad de pensamiento en paralelo mayor al del hombre; en consecuencia, el hombre especializa su capacidad mental en un punto a la vez. El hombre se adapta rápidamente a los trabajos rudos y tediosos mientras que la mujer a los trabajos que requieren mayor destreza. Así que, como podemos ver, el hombre y la mujer se deben de complementar para alcanzar objetivos mayores a los que individualmente podrían alcanzar. Por eso es importante que las parejas de la actualidad conozcan esto para dar pie a una evolución social, no a la involución que sufre la familia como unidad.

Lo único que ha logrado esa guerra de sexos que se está librando con batallas sexuales es demeritar al sexo mismo, y a la humanidad. Comportarnos como animales en búsqueda constante de sexo no va a llevar a ningún lado a la sociedad, ni a la humanidad, ni al individuo ni al género. Es ridículo pensar que cada individuo necesita demostrar su superioridad con el número de parejas sexuales que ha tenido o que podría tener.

Si se quiere librar una guerra de sexos, que sea intelectual. Que se demuestren los géneros quiénes son capaces de aportar más y mejores cosas al mundo.

2 comentarios:

Lord Vyzarro dijo...

estoy de acuerdo en tus puntos, pienso que la balanza no debe inclinarse a ningun lado, sin embargo yo creo que el origen del feminismo es causado por la arrogancia masculina de no incluir a la mujer en nuestros planes y actividades, si logras hacer que tu pareja mujer se sienta involucrada en tus asuntos y actividades la competencia no se da, pero si veras que tan servil puede ser ella no como ayudante si no como tu complemento, si soy bastante a la antiguita y si ando fisgoneando tu blog, asi que me veras por aqui tooooooooooodo el dia, dejo saludoss!!

Dairam Domínguez Ortiz dijo...

Misógina por educación y convicción advierto que estás lleno de cultura hembrista. Por ello no puede mi comentario ser objetivo. Sin embargo, con mi sistema reproductor descrito como femenino, y con mis tendencias enteramente heterosexuales, afirmo lo siguiente: Las mujeres han explotado al hombre milenariamente, han demostrado que no tienen una real disposición para crear, inventar... producir. Hablo de la generalidad, como me es posible. Recomiendo leer a una mujer que comparte mi opinión (aunque ella lo dice de manera exacta, informada... y muchos años atrás): El varón domado - Esther Villar. (http://www.bibliotheka.org/?/ver/4865)