24 de agosto de 2009

Caminando a mi destino sin rumbo fijo

Para algunos es difícil… para otros es complicada… Lo único que sé cierto es que la vida no es nada fácil. La vida te hace dar muchos tumbos, te pone muchas pruebas, te pone muchas piedras; pero siempre hay algo al final del camino en lo que puedes contar: lo que viene después de todo eso. Lo que está después del miedo, lo que está después de esas noches de frustración, lo que está después de esas incontenibles ganas de ser abrazado; siempre hay algo bueno al final del día. Pero, ¿cuántas veces nos sentamos a contemplarlo?


Los últimos dos años de mi vida han sido especialmente difíciles para mí. Bueno, no sólo para mí… para mi familia completa. Desde donde yo lo veo, la vida me ofreció una oportunidad, casi la pude sentir diciéndome al oído: “Puedes escoger entre crecer en este momento, adquirir responsabilidades, sudar el dinero que gastas, vivir al día, renunciar a los goces simples de la vida y entrar de lleno a una vista de lo que es la vida de adulto… o quédate como un niño chiflado y rebelde hasta que regrese por ti y te revuelque por el piso…” Las cartas me fueron puestas enfrente y el destino era claro e inobjetable, renovar o morir…


Obviamente, escogí la segunda opción al inicio. No lo puedo negar, fue divertido eso de salirme a mis anchas sólo porque tenía el carro e interponer como excusa el absurdo pretexto de “estoy en la escuela, mantenme”. Salir durante las noches y regresar a la hora que me pegara la gana, no obstante las preocupaciones y mortificaciones que mi madre tenía que soportar. Andar por las calles fanfarroneando, exponiéndome a ese peligro constante que todos en Reynosa conocemos…no, creo que todos en México. Corriendo mi carro, metiéndome entre carriles, viajando en bulevares en sentido contrario, retando a quienes viajaban frente o a lado mío. Sin embargo, tenía mis pequeños matices de cordura pues, la mayoría de esas actividades las realizaba sólo. Pensaba que “si algo pasa, que me pase nada más a mí”. Aún así, las compañías repentinas no me hacían falta y ahogaba mis frustraciones en otros vicios.


Pero, no era yo… Nada de eso me llenaba en realidad y me hacía sentir más confundido. Confusión que me llevo a aumentar las dosificación de mis vicios, de mis salidas, de mis encuentros furtivos, de mis emociones; pero no, nada llenaba. No era yo… estaba caminando lejos de ser ese Rogelio que debía y que quería ser. Estaba creando una máscara para ocultarme del dolor y la impotencia que sentía en aquellos momentos.


Ya ha pasado algún tiempo de eso. Públicamente quiero agradecerle a mis hermanas Alejandra y Graciela porque me ayudaron poco a poco a poner mis ideas en orden, a redescubrirme. A mis amigos, Bernardo, Rubén, Isaí, Jonathan, Ricardo, Roberto, César, Cruz, Angélica, Julio; a todos les agradezco el haberme extendido su mano y su guía justo cuando más la necesitaba. Siento que ahora camino más seguro de lo que quiero y por qué lo quiero; más seguro de mí mismo; tan seguro que soy capaz de correr riesgos por aquello en lo que yo creo. Quiero pensar que a esto es lo que le llaman ‘madurar’.


¿A qué viene todo eso? Tiene dos motivos. Uno, quería hacer un agradecimiento público a mis amigos. Dos, quería abrir esta ventana a mi vida para esa personita muy especial. Tan especial que, amigos míos, no les quiero arruinar la sorpresa. ¡La tienen que conocer! Es una chica muy especial para mí y es tan, pero tan especial que no voy a entrar en detalles respecto a ella en esta entrada.


Lo que sí les puedo decir es que el camino que he recorrido a lo largo de estos dos años ha sido sinuoso y me ha llevado por muchos lugares, he caminado sin un rumbo fijo pero siempre deseando encontrar mi destino. Hoy por hoy, estoy convencido haber encontrado ese destino que tanto añoré; de haber encontrado ese amor que tanto busqué. Hoy creo en el mundo de puertas abiertas y corazones sinceros, de ideales realizados y sueños cumplidos… Hoy sé que hemos encontrado nuestro destino y, de ahora en adelante, el camino nos pertenece, el camino lo trazaremos nosotros. El camino seremos nosotros.

0 comentarios: