4 de marzo de 2010

La polémica de Twitter

“El combate al narcotráfico.” La baleada bandera bañada en sangre que Felipe Calderón ondea para justificar tres años de carnicería… digo, de estrategia mal planeada en el país. Esa guerra ha llegado a proporciones descomunales y día a día crece más. ¿Qué alimenta su popularidad? Los puntos de vista de los reporteros y los analistas políticos del país. No, claro que no. Esa infamia nace en el seno de una sociedad harta de la inseguridad en la que se tradujo el combate y que busca de manera desesperada comunicar la cara más cruda de lo que pasa en el país. Y México se unió a Twitter.

Twitter es, desde mi perspectiva, una de las redes sociales con mayor auge en los últimos años. El proyecto originario de San Francisco ganó adeptos rápidamente en el año 2007 gracias a la posibilidad de recibir los mensajes de usuarios desde diferentes aplicaciones, incluyendo a las tecnologías móviles.  Además de eso, la facilidad para registrarse y adquirir una cuenta que proteja efectivamente el anonimato del usuario le ha brindado la confianza a los usuarios para poder establecer un nuevo foro de comunicación sin fronteras y de libre expresión. Recuerdo de manera algo difusa la primera vez que leí la descripción del producto decía que era una herramienta diseñada para permitirle a los usuarios comunicarle a sus contactos (o seguidores en la terminología de Twitter) las acciones que están llevando a cabo, lo que están viendo o escuchando en tiempo real. Se puede decir que Twitter ha cumplido con su objetivo a pesar del revuelo que ha causado su intenso uso.

La guerra contra la delincuencia organizada ha llegado hasta la corriente de información que el microblog más popular supone ser. Durante los eventos violentos de inicios de este año, cientos de usuarios se enlazaron al servicio para dar aviso a sus compañeros de cada ciudad norteña. Así tenemos que ciudadanos de Ciudad Juárez, Reynosa, Nuevo Laredo, Torreón, Monterrey y otras ciudades fueron capaces de comunicar el momento de inicio de cada evento y la zona en la que se ubicaba, también la intensidad del evento. Más aún, algunos usuarios pudieron publicar sobre los ejecutados encontrados, cadáveres y otros eventos curiosos que el narcotráfico trae consigo. Desgraciadamente, como en todos los medios, existen usuarios que tienden a expresar sus puntos de vista como información verídica. Es por ello, que lo publicado en Twitter ha sido cuestionado más de una vez por dos periodistas mexicanos.

En diciembre del año pasado, Carlos Loret de Mola denunció, a través de su columna del Universal titulada “Historias de Reportero”, la amenaza de bomba que se dio en contra del CRIT de Tlalnepantla. Julio Hernández López, ‘twittero de hueso colorado’, asoció lo dicho en su columna como un ataque hacia los usuarios de Twitter al considerarlos un grupo de cibernautas belicosos y ansiosos por comerse vivo al Teletón; de esa forma, preparó una respuesta rápida y contundente que hizo al primero aclarar su posición respecto a la comunidad de usuarios. Aún así, tanto lo dicho por Loret de Mola como por Julio Hernández es válido y pone en perspectiva lo que viven hoy en día los usuarios que reportan los hechos violentos de las ciudades norteñas: la libertad de expresión no se puede coartar pero tiene que ser ejercida con responsabilidad.

Este año, el 25 de febrero para ser exactos, Ciro Gómez Leyva publicó en su columna de Milenio a las redes sociales como una fuente de rumores e inventos sobre la violencia que se vive día a día en la frontera tamaulipeca; pero a la vez lo justifica con la demanda ciudadana que los medios periodísticos no han sabido cubrir: “Cuando el periodismo muere, no queda más que la versión oficial. Y ahora el Twitter. Qué miedo.” Y es cierto. Para los medios locales, cualquier enfrentamiento entre cárteles o hecho violento es inexistente; no pasó nada, fue un sueño. La acusación es clara y directa: Twitter ha sido usado para inyectarle a la ciudadanía una paranoia basada en hechos violentos ficticios resultantes de la desinformación que viven aquellas ciudades. La acusación de Ciro fue apoyada por algunos de los gobernantes que se atrevieron a dar declaraciones al respecto; cabe pensar si actuaron de esta forma bajo una orden directa del Presidente de la República en su afán de que todos debemos hablar bien de México sin importar lo que esté pasando… para vivir mejor, claro.

Sin embargo, esta vez no hubo un Julio Hernández que diera perspectiva al comentario de Ciro y los gobernantes. Es cierto. A Twitter le han inyectado fuertes dosis de especulaciones y suposiciones… pero no todos los usuarios han seguido dicha tendencia. Los hay muchos que han decidido reportar de manera oportuna cualquier hecho que se topan en la calle e, inclusive, confirmar o negar, rumores sobre algún enfrentamiento en las zonas que la comunidad twittera denuncia. Aún así, ello tampoco quiere decir que no está pasando nada en aquellas ciudades pues los resultados de los enfrentamientos han sido documentados a través de fotografías.

Por otro lado, quiero pensar que el ataque hacia ambas redes sociales se debe a una falta de entendimiento sobre ellas; después de todo, la rápida evolución de las tecnologías de información han hecho que la brecha generacional incremente día a día. El hombre siempre ha temido lo que no puede entender, el temor también se refleja de una manera activa o agresiva. Como era de esperarse, las comunidades de ambos sitios también reaccionaron al sentirse seriamente agredidas por la publicación de Ciro y las declaraciones de los gobernantes. Ello sólo reforzó el vínculo de los usuarios hacia su red social preferida y siguieron reportando de manera intermitente sobre los hechos violentos que acontecen en las ciudades norteñas.

Sin embargo, con todos los elementos en contra, un ayuntamiento norteño ha decidido entrar a Twitter para “brindar información real, precisa y oportuna a la ciudadanía sobre diversas situaciones que se presenten en esta localidad y que pudieran poner en riesgo la integridad de los habitantes de Reynosa.” Es decir, la versión oficial cifrada en bits que viajarán hasta los usuarios que decidan leer dicha información. El ayuntamiento de dicha ciudad comenzó a transmitir desde el 26 de febrero y, al momento de redactar este artículo, cuenta ya con 500 seguidores.

La medida tomada por el municipio reynosense responde al reclamo ciudadano por el silencio de las autoridades y abate la instrucción de “hablar bien" ordenada por el Presidente Calderón. Congratulo a la ciudad por tomar la decisión de implementar esta herramienta de comunicación para acercarse más a la ciudadanía y brindar la información que podrá orientarlos en caso de emergencia.

No deja de sorprenderme la manera en que se dio este revés por parte del gobierno en torno a Twitter. Pasar de considerarlo como el útero que engendraba toda la psicosis que hacía a padres sacar a sus hijos de la escuela y que mantenía los negocios cerrados a usarlo como una herramienta de comunicación hacia la población. Habrá que ver cómo evoluciona esta estrategia en el futuro.

De todas maneras, al final, no debemos de quitar la vista del verdadero origen de esta ola de violencia: la estrategia mal planeada para el combate a la delincuencia organizada. Carece de toda forma y todo fondo para llevarse a cabo. Poca inteligencia recolectada y operativos demasiado agresivos llevadas a las zonas residenciales de la ciudad. El poder no es legitimado a través de armas de fuego y terror, sr. Calderón.

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