17 de marzo de 2010

Recuento de una moral magullada

Hoy me reservo el ánimo de sonar inspiracional.

Son las 4:30 am y no puedo dormir. Me llenaron el cuarto con el hedor de pólvora ficticia y el polvo de un concierto magnífico. Asombroso contraste, ¿no? Pero esta noche te protegí del ruido de las balas para evitar perforar en tus sueños, prefiero que las balas se incrusten en mí.

Recientemente, me vino la puntada de hacer un concurso para ver cuán impopular soy. El resultado afirmativo sólo hizo mierda mi sensación de relevancia en el mundo pero, curiosamente, satisfice mi instinto natural del antiheroísmo. Soy un antihéroe de pacotilla que añora la popularidad a través de su impopularidad. Paradójico... tal vez pero es mi gusto. Tampoco a mí me cae bien la gente, sólo los que cuentan con mi confianza y/o mi lealtad. Sí, está en disyuntiva porque puedo confiar sin ser leal y ser leal sin confiar.

Insisto, soy torpe en las formas e inquieto por el fondo; diré de más cuando menos sea requerido.

Tengo demonios que se recargan en mis hombros para hundirme, que susurran en mis oídos palabras de desaliento y desamor, que me juegan en el corazón para arrancarme la vida. Soy un maldito necio y los reto a no poderme vencer cada noche, no son más fuertes que yo ni que ella; serán muchos pero para todos tengo.

Tengo un cúmulo de sombras que se ciernen sobre la incertidumbre de mis pasos, que ensombrecen mi presente para recordarme la miseria de vida que he tenido, que intentan violar mi voluntad para quitarme todo vestigio de esperanza. Soy un maldito terco porque crecí sin amarme y me llené de un asco por mi vida que compensé con odio por la vida misma; ellas tienen la daga que envenena mi fortaleza.

Hoy tuve ganas de vomitar porque me indigesta la resignación. Hoy tuve ganas de prostituir mis sueños para comprarme una ramera llamada libertad con la que fantasear sobre mi cama.

Quisiera que todos fueran libros. Así, podría corregir al autor de tan horribles capítulos arrancando cada una de dichas páginas y haciéndolas arder. Comenzaría por mi libro, claro. Pero, también, se me da entender a los libros mejor que a las personas. Veo y entiendo mucho más con lo dicho por una mano que lo dicho por una boca. Será que lo puedo releer hasta entenderlo en su totalidad, diferente de un humano que se fastidia por mi incapacidad de entendimiento inmediato.

Revertiré mi descenso hasta lo más profundo de mis infiernos vívidos por la vanalidad del alzheimer que acosa a mis recuerdos. No deseo recordar las muertes que pesan en mi alma, no quiero recordar los orgasmos arrancados por orgullo, no añoro recordar los reclamos del dedo que esperaba mis promesas vestir. Tengo la moral magullada desde que me llamaron 'accidente' de la vida y la calentura.

Cambio de direccion, cambio de parecer. Tengo ganas de inspirarte algo.

Quiero que seamos un libro en blanco sin miedo a escribir y sin miedo al error. Quiero que olvidemos las ecuaciones que no funcionaron en el pasado porque siento que la nueva álgebra hará una parábola perfecta pues x > 0. Pero como el buen matemático, hay que simplificar: "Hagamos matemáticas y multipliquémonos."

Quiero darle un sentido positivo a mi vida y compartirla contigo. Quiero evolucionar mis sentimientos y mis pensamientos. Quiero ser el hombre del mundo, quiero ser tu hombre, quiero ser hombre.

Hoy no quise que Rogelio escribiera; dejé a mi melancolía llevarse mis lágrimas y a mi tristeza escribir estas letras. Hoy no quise que Rogelio escribiera porque, al despertar, él regresará y todo olvidará.

1 comentarios:

. dijo...

hasta ganas me dieron de chingarme una cerveza, saludos!!