11 de marzo de 2010

El camino a Semana Santa

La Semana Santa es una celebración que pertenece exclusivamente a las religiones cristianas. Con dicha celebración, se pretende celebrar la muerte y el retorno al trono celestial de Jesús de Nazaret; así que no, no es sólo una semana en la que podamos ir a la playa libremente y tomarnos un descanso de nuestras actividades cotidianas… aunque tampoco estoy en contra de ‘celebrarlo’ de esa manera.

Esta celebración se remonta a los siglos III y IV con su mención en un conjunto de textos cristianos poco popular, las constituciones apostólicas. Estos ocho libros fueron escritos, presuntamente, por los apóstoles de Jesús; la publicación quedó a cargo de Clemente de Roma. En estos textos es posible encontrar la doctrina de los doce apóstoles o Didajé, ésta funciona como un conjunto de instrucciones que sirven a las comunidades cristianas e incluye el método de conversión de paganos y la instrucción de conversos. Con algunas investigaciones, se concluyó que estos libros fueron escritos por un mismo autor residente de Constantinopla. Sin embargo, a pesar de contener el ordo missae y normativas para las vírgenes y viudas, las constituciones apostólicas no gozaron de amplio reconocimiento.

Esta celebración comienza el miércoles que la Iglesia denomina Miércoles de Ceniza. Esta tradición tiene su origen en la iglesia ortodoxa griega, pues los miércoles por la tarde realizan la Santa Unción. Desde este día, comienza la cuaresma, el camino hacia la Pascua.

La Cuaresma es un período de cuarenta días con alto significado simbólico en las creencias cristianas: Jesús se retiró 40 días, Moisés aguardó 40 días antes de subir al Sinaí, Elías caminó durante 40 días hacia el Horeb y la marcha de los judíos duró 40 días. El propósito original de la Cuaresma era el de preparar intensamente al individuo para el Bautismo celebrado la noche de Pascua. Por ello, es que esta cuarentena es tan importante como la Semana Santa misma pues se le conoce como un período de reflexión y el momento perfecto para alejarse de cualquier vicio dado que Dios dará la fortaleza para superarlo. Comúnmente, se recomienda a los feligreses llevar una dieta libre de carnes rojas y productos lácteos pero permitiendo el consumo de pescados y mariscos. Ello hace que muchos aseguren que durante ese período se sientan fenomenales y su salud sea más estable por vencer al diablo mismo respetando la cuaresma; sin embargo, no tiene nada que ver con vencer el reto. Una dieta libre de las toxinas de la carne permite al cuerpo purificarse de manera natural; además, el pescado es rico en proteínas y tiene muchas menos grasas que la carne roja.

En la iglesia oriental, la dieta durante la semana santa es muy estricto. Los lácteos, las carnes y las bebidas alcohólicas están prohibidas de cualquier uso culinario. El viernes y el sábado son de ayuno total para poder recibir la bendición de su padre espiritual. Los servicios del domingo son esperados con anticipación desde el martes por la noche y son llamados "Las oraciones del esposo", debido a que se considera a Jesús como el esposo de la Iglesia. Se suele cantar, al final de dichos servicios, el himno de Kassia en el que se relata la historia de la mujer que lavó los pies de Jesús en la casa de Simón. Esta composición bizantina puede durar hasta 25 minutos y, comúnmente, deja a los oyentes en lágrimas por el fuerte sentido poético del himno mismo. La divina liturgia de la última cena es llevada a cabo el Jueves Santo por la mañana. El Viernes Santo la figura del Cristo es bajada de la Cruz y puesta en una tumba decorada con flores; es, inclusive, arropado con una manta llamada epitafio.

El servicio del Sábado de Gloria inicia por la noche junto con los cantos del Oficio de Medianoche. Luego, todos se quedan en silencio hasta que llega la medianoche; los curas encienden las velas que simbolizan la llama eterna y es pasada de persona en persona para que enciendan sus propias velas. Para la procesión que continua, todos los presentes salen del templo y lo cierran; esto representa el viaje de los acarreadores de mirra que llegaron en la madrugada del Domingo de Pascua. Cuando se abre la puerta del templo (se quita la piedra de la tumba de Jesús), todos entran cantando el Troparión de Pascua. Con esto, se le hace una atenta invitación a los feligreses para confesarse y a recibir la Santa Comunión este santo día.

En conclusión, podemos ver que, desde el inició de la Cuaresma hasta su culminación en Pascua, estas fechas tienen como principal objetivo recordarnos la muerte de Jesús para lavarnos de nuestros pecados. Sin embargo, vemos que el hombre moderno cada vez deja más de lado la tradición para darle paso únicamente al sacrificio de algún vicio e irse a vacacionar. Para algunos bien podría parecer hipócrita que quienes no tienen ni la mínima convicción cristiana realicen los sacrificios propios de la Cuaresma y la Semana Santa pero más que hipócrita, considero innecesario el infligir castigos con el propósito de generar un momento de meditación. Todos deberíamos de tener la capacidad de reflexionar sobre nuestras faltas, nuestros deseos, las metas y objetivos que pretendemos fijar en nuestras vidas sin atravesar por el “tortuoso camino al nirvana.”

Pero bueno, supongo que a algunos les funciona confiarle a Dios su capacidad de reflexión antes que a sí mismos.

1 comentarios:

. dijo...

recordar a un martir, no tiene que ser en una fecha especifica, al menos asi lo veo yo, dejo saludos!