19 de enero de 2010

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En las semanas pasadas, escuché algún discurso del Presidente. Su tono de voz y la urgencia de sus palabras denotaban un grado de preocupación en él. ¿Qué lo acongoja ahora, sr. Presidente? ¿Qué será que lo preocupa tanto como para que acuda a personajes extranjeros para darse tranquilidad? ¿Será acaso que Ciudad Juárez ha registrado más de 250 homicidios en menos de 15 días del año? Lo dudo. Conforme avanza el sexenio, las ejecuciones diarias cada vez nos entumecen más la sorpresa.

La preocupación de Felipe Calderón se debe a, lo que él denomina, el deterioro de la “fama pública del país.” Fama pública aparentemente tan deteriorada que motivó al Presidente de E.U. y al gobernador de Texas no asistir a la inauguración oficial del nuevo cruce internacional Reynosa – Mission, pesar de que tanto Calderón como Eugenio Hernández sí asistieron al evento.

Felipe Calderón declara que las severas críticas lanzadas por los mexicanos hacia el país van en detrimento de la imagen del país en el extranjero e insiste en que el mexicano se ha dedicado a resaltar los errores pero nunca habrá de resaltar un logro del gobierno; que si bien ese debate es válido en una democracia plural sino que además la alimenta.

"Eso sí, amigas y amigos, yo, ni como político ni como presidente de la República, a la mejor me falta mucho por vivir, pero jamás he escuchado a un brasileño hablar mal de Brasil."

Felipe Calderón, 08 de Enero de 2010

Tampoco he escuchado a un sólo estadounidense hablar mal de su país; por lo contrario, los he visto apoyando guerras como la que llevó al gobierno iraquí a la situación que está ahora. Incluso en una ciudad fronteriza de México, donde la diferencia de los gobiernos y las culturas se marca fuertemente, los americanos no hablan mal de Estados Unidos… ¡ni de México! Sin embargo, sr. Presidente, sí son críticos de su gobierno; y eso es en todo el mundo.

Teniendo en cuenta que el foco de la crítica mexicana es el gobierno, sería bueno preguntarse cuál es la causa del desprestigio internacional. Volvamos a los medios y preguntémonos: ¿Qué opinión generó en los ciudadanos norteamericanos que viven en El Paso, TX saber que en Ciudad Juárez habían sido ejecutadas 26 personas en un sólo día? ¿O qué imagen a los franceses al enterarse que Florence Cassez estará por un buen tiempo en México purgando una sentencia penal a pesar de haberse descubierto las mentiras de Genaro García Luna? Y para ‘acabarla de amolar’, ¿qué impresión le merecemos al mundo con el absurdo intento de secuestro aeronáutico por nuestro terrorista región 4 televisado de inicio a fin, cuyo culpable ahora ya está libre?

Y es que, además de que esa ‘interminable guerra sin cuartel’ ha generado más víctimas que resultados y que la estructura de gobierno federal sea tan opaca como una plancha de acero, otro de los desatinos que ha cometido el Ejecutivo federal y se ha rehusado a admitir son sus vanagloriados discursos de batallas campales y sacrificios de gloria; es como un niño que juega a los soldaditos y presume a su madre que los buenos le ganaron a los malos. Su problema es su perspectiva de la guerra, la corta visión y el nulo sentido de prudencia que han caracterizado a estos discursos. ¿De qué otra forma podemos catalogar un discurso que trataba de la muerte de Arturo Beltrán Leyva y el “contundente golpe al narcotráfico” asestado por los marinos durante su arribo a la cumbre en Copenhague a finales del año pasado? ¡Por Aristóteles y el Órganon! Los periodistas esperaban su opinión sobre el cambio climático y recibieron el parte de guerra. Consideremos, paralelamente, la inmensa cantidad de spots en radio y televisión que un turista extranjero tiene que soportar sobre la guerra contra el narcotráfico; no es de extrañar que el mundo tache de inseguro el país.

Aparentemente consciente de ello, el inquilino de Los Pinos invitó a Joaquín Villalobos, ex guerrillero de El Salvador, como conferencista a la cena con los embajadores. Comparándonos con otras regiones del continente americano, México no anda tan mal. Según los datos de homicidios por cada 100 mil habitantes, Colombia anda en los 36, Brasil tiene 24 y México registra 12. Es un alivio saber que, a pesar de que Ciudad Juárez registra 191 homicidios por cada 100 mil habitantes posicionándola como la ciudad más violenta del mundo, la estadística del país no rebasó a estos países. ¿O se habrá sacado a Ciudad Juárez de la ecuación para evitar disparar la gráfica?

El gobierno federal se niega a contemplar los efectos a largo plazo de las acciones que ha tomado en su diario gestionar. Ya muchos no le creen nada al gobierno, el descrédito engendrará desconfianza en los ciudadanos mexicanos y en los ciudadanos extranjeros a la larga. Con la suma de la desconfianza en la ecuación del hartazgo social, ¿quién abogará por la gobernabilidad de México?


2 comentarios:

juansayaying23 dijo...

hoye es algo haci como que construyes una casa a base de paredes de letras lolololol higual esta padre podrias luego construir una mancion

. dijo...

despues de sus cagazones, ahora se hara el sufrido??, vaya cinismo de alguien que por legitimar su poder metio al pais en una guerra que nos tiene como nacion en la lista de las "ocupables" y no solo por EUA, como detesto a mi pais y mas a mis politicos.