25 de febrero de 2010

La vida en un reflejo

“¿Qué es una vida buena?” se preguntaba Aristóteles en aquellos momentos en los que consideraba oportuno sentarse a generar alguna idea. La formulación de dicha pregunta por parte de uno de los filósofos más importantes de la Grecia antigua me hace concluir que el conflicto existencial no es cosa contemporánea como muchos pretenden hacerlo ver. Lo lamento por aquellos que disfrutan de torturar al resto de la humanidad haciendo preguntas agudas y desafiantes sobre su papel en la vida; no son pioneros ni están imponiendo modas. Pero esto nos lleva a adentrarnos en la pregunta que está detrás de la creación de este artículo: ¿Cuál es el significado/sentido de la vida?

Generalmente, no me gusta criticar o hablar de las creencias religiosas de nadie pues cada quien es muy libre de hacer, pensar y decir lo que quiera; sin embargo, antes de herir sensibilidades, aclaro que este es un ejercicio meramente filosófico y no tiene como objetivo insultar los puntos de vista religiosos de ninguna persona.

Considerémonos parte del grueso de la población mundial. Nuestra idea sobre el sentido de la vida iría estrechamente ligado a un ser supremo que tenemos a bien llamar Dios; entonces, nuestra vida tiene sentido porque funciona para alguna parte del plan de este ser supremo. Pero ello no resuelve de manera absoluta el cuestionamiento ni sustenta de manera completa la afirmación realizada pues, de existir él y su plan, el sentido de la vida es proporcional a lo útiles que le resultemos a Dios a llevar a cabo su plan. Si no le somos útiles o no seguimos su plan, nuestra vida no tiene sentido. Sin embargo, deberíamos considerar a las personas que no creen que la vida tenga sentido pero realizan buenas acciones y regalan buenas vibras a otros seres humanos. ¿No estarán ellos aportando al plan de Dios sin saberlo y, con ello, dándole un sentido a su vida?

Nos damos cuenta que no es nada fácil el permitirle a Dios dictar el sentido de nuestra vida, de hecho es bastante problemático. Me baso en el planteamiento platónico para demostrarlo: ¿Por qué tiene sentido el plan de Dios? ¿Porque es su plan o porque planeó algo con sentido? La primera opción nos deja en un plan que no tiene razón de existir y es imposible de sustentar, creo que un plan así no sólo no daría sentido a nuestras vidas sino que, peor aún, las pondría a la deriva. Sin embargo, la segunda opción nos brinda la oportunidad de respirar al decirnos que el plan está trazado porque Dios sabe lo que será bueno para nosotros. Ello debería regalarnos algo de sentido aunque genere una duda más: ¿qué es lo que le da sentido al plan de Dios aparte de su voluntad?

El elemento base de las creencias religiosas es la idea de que todos somos poseedores de una versión etérea de nosotros mismos llamada alma; y esas creencias nos dicen que, en todo momento, cada acción determina poco a poco la forma en que nuestra alma pasará el resto de la eternidad. Este argumento nos lleva a pensar que existe la vida eterna y, habiéndola, nuestra vida tiene sentido porque nos conducimos hacia ella. Pero si existe la eternidad, ¿no se tornarían nuestras acciones irrelevantes en este espacio tan pequeño de tiempo que dura nuestra vida? Es aquí cuando nos damos cuenta de que el único sentido de la vida por hallar es el que se encuentra dentro de nuestro tiempo y no fuera de él.

Entra en cuestión el grupo de personas que sigue este pensamiento. Cuando una persona no cumple con sus metas, puede sentir que su vida carece de sentido; todo lo contrario a alguien que considera cumplirlas. ¿No podríamos considerar demasiado caprichoso este punto de vista? Digo, considerando este punto de vista, la vida de los narcotraficantes tendría mucho sentido pues cumplen con sus objetivos particulares. El sentido de la vida y las metas personales no son equivalentes. Si alguien ejerce alguna profesión que no le haga feliz pero es capaz de aportar algo para la sociedad, tiene tanto sentido en la vida como alguien que cumple con ambas partes.

Ahora bien. He fallado en entender el sentido de la vida que depende enteramente del plan de Dios, el que nos confiere el tener un alma inmortal y el que nos regale el cumplimiento de un rol social. ¿Qué me queda? Sólo la perspectiva científica.

Aristóteles nos grita: “El hombre es un ser racional.” Pero, ¿a qué se refiere con ello? ¿Se refiere a nuestro comportamiento sistemático en el que reprimimos nuestros instintos más básicos? No. Lo que Aristóteles quiso decir fue que tenemos la capacidad de usar la razón y de análisis para indagar la verdad y generar conocimiento; por lo tanto, un hombre que no razona no está explotando su potencial humano. Sin estos rasgos, propios de un ser humano, la vida no es más valiosa que la de un animal. Según la historia que Platón nos cuenta sobre el juicio de Sócrates, éste ultimo prefirió morir a vivir una vida sin curiosidad científica: “Una vida sin examen no vale la pena ser vivida”, fue uno de sus argumentos durante el juicio. Una vida sin examen hacía referencia a una vida que no da nada por hecho y busca corroborar teorías o tradiciones populares a través del método científico.

Sin embargo, ni este argumento que define las funciones principales de un ser humano confieren un sentido a la vida; puede que una vida sin raciocinio y curiosidad no valga la pena pero no quiere decir que el tenerlos tenga sentido por sí mismo.

“¿Qué es una vida buena?” se preguntaba Aristóteles. ‘Bueno’ para él era que un elemento ejecutara sus funciones propias sin problemas; bajo esta premisa, una vida ‘buena’ corresponde a una persona ‘buena’. Una persona buena debería ser aquella que utiliza su racionalidad, con ello puede discernir las virtudes en sus medidas justas. Así, nos damos cuenta que razonar por razonar no es valioso pues existen tareas que exigen alguna capacidad de lógica pero no producen nada en lo absoluto. La razón debe relacionarse de forma adecuada con la acción para poder producir algo en lo absoluto. Este estilo de vida debería conducir a un estado de bienestar interior, según Aristóteles; así se estará confiriendo algo de sentido a nuestra vida.

Al momento, hemos visto las concepciones que considero más importantes sobre el sentido de la vida excepto la que más concierne a este artículo: la mía. Mi concepto sobre el sentido de la vida es tan general y amplio que quizás lo consideren digno de un ignorante; sinceramente, lo dudo. La creencia de que existe un Dios que trazó un plan para la humanidad es fundamental para aquellos que también creen en el destino y yo creo en este ultimo. Además, no veo nada de malo en que la religión imponga ciertas normas morales a la sociedad (la palabra clave es ‘ciertas’); el temor al castigo eterno o a la condenación de nuestra alma ofrece a los humanos un gramo de legalidad. Por otro lado, también creo que lo que importa es lo que hago aquí y ahora para cumplir mis metas; además, de lo bien que lo haga para aportarle algo al mundo con la capacidad de raciocinio que la naturaleza y mis padres me regalaron.

He aprendido que en la vida no existen los adjetivos absolutos, el ‘siempre’ y el ‘nunca’ son relativos a un espacio finito de tiempo. Así que tampoco podemos tomar un concepto del sentido de la vida como rector de las nuestras. Estas ideas son un punto de reflexión para considerar lo que hemos hecho de nuestra vida y lo que esperamos hacer con ella. La vida tiene sentido en la medida que uno le quiera dar significado.

15 de febrero de 2010

Medias culpas

Se entiende el reclamo de las madres por lo que dijo el Presidente del pleito de pandillas. Y tienen razón, el Presidente se equivocó al precipitarse. Pero estoy en absoluto desacuerdo en que le reclamen por los muertos. Como si él, o Gómez Mont, o el Ejército, o las fuerzas de seguridad hubieran matado a sus muchachos. Pueden haber fallado en garantizar la seguridad, pero los asesinos son los asesinos, los que mataron a estos muchachos. Ellos son contra quienes hay que voltear. No hay una condena moral sistemática contra los asesinos. Hay incluso una cierta consagración, en los corridos, de lo que hace esta gente. Pero no una condena pública contra éstos, que son los responsables de la sangre y de las ejecuciones y de los decapitados. ¡El gobierno no mató a esos muchachos, los mataron esos hijos de puta! ¡Esos son los hijos de puta! ¡Volteémonos contra ellos! Y reclamémosle al Estado ser tan ineficaz con la seguridad que está obligado a dar. Pero los hijos de puta, son los hijos de puta.

- Héctor Aguilar Carmín, en entrevista con Ciro Gómez Leyva

Todos tienen alguna culpa. Sería mentirnos como sociedad, pueblo o nación; sería no admitir las consecuencias de nuestras decisiones pasadas. Todos tenemos alguna culpa, y lo he dicho en varias ocasiones.

Los señores Aguilar Carmín y Gómez Leyva se sintieron, hasta cierto punto, ofendidos por la forma en que los juarenses trataron al Secretario de Gobernación en su reciente visita a la ciudad mártir. El argumento es muy válido y cierto. No podemos indultar al crimen organizado de las muertes que día a día se presentan. ¡Vaya! Han buscado el mérito por ellas, lo mínimo es dárselos. Creo muy injusto que decidamos cargarle el peso de las muertes en los últimos años únicamente a la figura del Estado.

En efecto, el reclamo a las autoridades es por su ineficacia en la aplicación de justicia en el país y por no implementar un cuerpo policíaco verdaderamente capaz de contener al narco. Podemos, con toda justicia, desgarrar nuestras gargantas señalando la visible corrupción en el gabinete presidencial. Podemos usar toda nuestra fuerza como pueblo para presionar al Estado. Pero tampoco es justo presionar a sólo uno de los beligerantes, pues el peso de la muerte de los chicos de Juárez, de todas los muertos en la República, es compartido.

Con gran precisión, Aguilar Carmín ha señalado a los otros culpables libres del juicio ciudadano: los narcotraficantes. Y muy ciertamente, como sociedad, hemos solapado a este sector de la población por mucho tiempo. Le llamo ‘sector de la población’ pues su conducta, sus modos y costumbres se relacionan con una singular concepción de vida y muerte como centro de una subcultura que es denominada “narcocultura”.

Y las costumbres de la narcocultura se han pasado a gente que ni siquiera trabaja en alguna asociación delictiva; especialmente a los varones entre 15 y 18 años. Eso es debido a que esta subcultura exalta  ideas y costumbres machistas así como la hombría y la lealtad. Además, lo imperdonable es la traición. La mayoría de las ejecuciones que vemos diariamente son personas consideradas traidoras por los narcotraficantes.

La narcocultura se ha vuelto más y más tangible con el paso del tiempo gracias a su máxima expresión musical: los narcocorridos. Estas canciones hablan de las hazañas, los amores, las complicidades y las traiciones de los principales narcotraficantes del México actual. Estas composiciones los elevan al grado de “leyendas” o ejemplos a seguir.

Los seguidores de “san” Jesús Malverde hicieron uso de la impunidad que podían comprar gracias a las cantidades de dinero ganadas por sus negocios. Con el tiempo, ya no es necesario comprar esa impunidad pues han preferido armarse fuertemente y emprender una campaña de terror para imponerse al resto de la sociedad. ¿Será esta la razón por la que no podemos voltearnos contra ellos y gritarles ‘asesinos’?

Hector Aguilar Carmín, empresario, novelista e historiador, ha exclamado un punto muy importante en la crisis de gobernabilidad que se le viene al Presidente Calderón. Si bien el responsable de que los narcotraficantes estén arraigados de una manera tan profunda en la cultura mexicana hoy en día que, por su corrupción, les fue otorgado; el Estado no es enteramente el responsable de los ejecutados. El crimen organizado fue quien accionó el gatillo, volteémonos a ver a los culpables y dejemos de señalar medias culpas.

13 de febrero de 2010

Los NO cambios del PAN

Hablar de cambios, de replanteamiento de estrategias y nuevas actitudes en la cruzada contra el crimen organizado y, después, presentarse haciendo exactamente lo contrario… tal incongruencia solo puede ser digna del mandatario michoacano de nuestra Nación. Así fue como se presentó un Calderón que acumula una larga cola de equivocaciones gracias a su ineptitud política y los malos manejos de un gabinete repleto de amigos y compadres igualmente incompetentes.

El día 10 de Febrero, Fernando Gómez Mont renuncia públicamente al Partido Acción Nacional aludiendo a “razones que me veo obligado a no revelar por discreción profesional.” En el orden más bajo de la lógica, nos damos cuenta que la carta de renuncia del encargado de la Secretaría de Gobernación iba con copia para Felipe Calderón. Era una demostración de los principios fundamentales de los panistas que se sintieron ofendidos al llevar a cabo la marrana boda entre ellos y el PRD; la bazofia electorera del poder por el poder que grita a los cuatro vientos que el único propósito de dicha alianza es sacar al PRI del gobierno y forzar una alternancia antidemocrática. Por lo menos ahora sé que GoMón conserva un poco de su dignidad panista al repudiar una alianza con aquellos que han puesto en evidencia la ilegitimidad del Presidente de la República a lo largo de 3 años. La ruptura de Nava (y Calderón, para propósitos prácticos) y GoMón evidencia al partido como uno incongruente y carente de raíces filosóficas; descorazonado y derrotado rumbo a julio de este año.

Todavía falta considerar si la renuncia al PAN del Secretario de Gobernación se debe al mencionado pacto realizado entre su Secretaría y el PRI, concretamente con Manlio Fabio Beltrones; pues al haberse concretado el primer engendro electoral del PAN-PRD en Oaxaca (Gabino Cué), el PAN rompió definitivamente el trato. SeGob lo cerró y el PAN lo deshizo, dos partes diferentes del mismo equipo.

Paralelamente, debemos de tomar en cuenta también la visita reciente de ambos pitufos gubernamentales (Fecal y Gomón) a Ciudad Juárez, Chihuahua. Pero su visita no hizo más que reconfirmar el agravio que los elementos de seguridad comenten contra una ciudadanía doliente; así fue como una violenta represión fue ejercida contra los manifestantes de Ciudad Juárez.

Las disculpas de Calderón salen sobrando pues están fuera de tiempo y de forma. Si iba a disculparse, lo debió hacer él y no su segundo al mando; en segunda, su discursos oficiales siempre han asegurado que todos los caídos en algún combate o alguna ejecución formaban parte de algún círculo de delincuencia organizada, ello lastimaba la perspectiva diaria de los chihuahuenses que han tenido que enterrar sangre inocente día a día.

Pero la disculpa lanzada no sólo va hacia madres como Luz María Dávila por perder a uno o más hijos durante la masacre de hace 15 días, sino a la Nación por la aplicación de una estrategia equivocada y que estaba enfocada únicamente a hacer uso de la fuerza del Estado con fines propagandísticos más que objetivos de seguridad nacional. No sorprende que lo haga aquí y ahora, pues es bien sabido que “ya ahogado el niño, a tapar el pozo”; antiquísima y reiterante filosofía en la política mexicana. Desde el inicio de esta campaña militar se le advirtió claramente la peligrosidad de iniciarla sin tener un conocimiento completo sobre el fenómeno del narcotráfico, su zona de influencia y una política integral que aliviara las raíces de este problema.

Pareciera que tres años de demandas ciudadanas, 110 niños muertos y 3700 jóvenes ahora huérfanos, empiezan a hacer ruido en los endebles cerebros azules de los pseudo estrategas federales. Aún así, el primer PANdillero del país se defiende lanzando discursos sobre estrategias frente a un público seleccionado pronto a aplaudir todo cuanto saliese de su bocaza, si es que algo decía en realidad. El plan le falló pues no hubo barricada que pudiera contener el crecido río social que se desbordó al tener frente a frente una madre anunciándole que no era bienvenido en Ciudad Juárez y que, con todo y la grosería cometida al no otorgarle un micrófono, hizo escuchar su voz ante el empequeñecido Calderón refugiado en la compañía de su esposa.

La contestación del Presidente fue la sabida. “Blah, blah, promesas… blah, blah, planes… blah, blah, teléfonos de ayuda.”  En su pequeño ambiente semi controlado, Calderón le promete las perlas de la vírgen a los juarenses; mientras afuera, el cerco de seguridad desenfunda armas de fuego en contra de los ciudadanos, en contra de mujeres y jóvenes.

Felipe Calderón, sordo y terco como es, destruye la esperanza chihuahuense: el ejército se queda. ¿Qué importan las evidencias, las denuncias y las demandas interpuestas ante la CNDH? ¿Qué importa ser autoritario sin con eso consigue algún gramo de control social sobre sus gobernados? ¿Qué más da marranear las bases fundacionales del partido que representa? ¿Qué puede importar la muerte de gente inocente (quienes segurtamente algo tienen que ver con el narcotráfico) si “vamos ganando la guerra”? Sordo, terco y pelele.

8 de febrero de 2010

Cd. Juárez se cae

Antes escuchaba mucho mencionar al estado de Michoacán cuando se trataba de notas relacionadas con el crimen organizado. Hoy en día, y desde hace buen rato, no dejo de escuchar mencionar a Ciudad Juárez. La situación actual de inseguridad y constante violencia en la ciudad chihuahuense en comento se ha agravado de tal manera que los habitantes de todo el estado han sido etiquetados por los de otros estados. Tal es el caso que, en algunas redes sociales, decir o confesar que vives en Chihuahua es casi como decir que eres un leproso repartiendo abrazos. Se ha generado un ambiente en el que la gente les teme por no saber (ni querer averiguar) si el chihuahuense frente a ellos es un secuestrador, un narcotraficante o una persona decente.

La ciudad ha estado se ha mantenido en las noticias desde hace buen tiempo por el feminicidio que prevalecía y, ahora, por las ejecuciones día a día de delincuentes, militares y hasta preparatorianos. El gobierno federal ha insistido hasta el cansancio que el origen de este caos es la falta de autoridad de los poderes locales; de acuerdo, pues el único poder local en la ciudad norteña es el narco, pero eso no es pretexto para enlistar a la población chihuahuense (hablo de la población de todo el estado) en una guerra armada sin fusil ni blindajes que les permitan refugiarse del fuego cruzado que existe en la entidad. Ese fusil y ese blindaje se encuentra en consideraciones sociales y culturales.

Carmen Aristegui entrevistó la semana pasada a Leoluca Orlando, el ex alcalde de la ciudad de Palermo, Italia. Los que saben, esta ciudad solía ser considerada casi un bastión de la mafia en Europa; sin embargo, con una estrategia bien planeada y la identificación del verdadero problema de fondo que originaba a la mafia italiana. El sr. Orlando comentaba que los mafiosos mataban en nombre del honor de “la familia"; los mañosos mexicanos matan y aterrorizan en nombre de la ilegalidad y de su falsa percepción de realización personal. Viéndolo desde este punto de vista, tomaré un fragmento del guión de la película V de Venganza para ejemplificar a lo que se refiere:

  • ¡Muere! ¡Muere! ¡¿Por qué no te mueres?! ¿Por qué no mueres?
  • Debajo de esta máscara hay más que carne. Debajo de esta máscara hay una idea, sr. Creedy; y las ideas son a prueba de balas.

- V for Vendetta, 2005

La narcocultura ha sustituido los valores originales de la sociedad mexicana y los ha pervertido a su forma para poder operar con la fuerza organizacional con la que cuenta hoy en día. Por ende, se necesita una estrategia que no sea sólo de armas sino que incluya una recuperación integral de la sociedad mexicana. Hacer más accesible la educación, difundir el folclor regional y tratar de sacarnos (por mucho que nos duele) la idea de que “el que no tranza, no avanza”; podría ser un buen inicio para la nueva estrategia que se plantea el Presidente de la República.

“La única manera de derrotar al crimen es combatirlo con una estrategia integral; una parte es usar todo el poder del Estado para luchar contra los delincuentes, para preservar o en algunos casos recuperar la rectoría del Estado, la segunda parte requiere renovar todos los cuerpos policiacos del país”.

- Felipe Calderón, The Washington Post

El Presidente de la República ha perdido esa imagen y el atributo de ser considerado como amo, maestro y ejecutor de todo cuanto pasara en México. El viejo esquema autoritario donde los gobernadores de cada estado eran más bien heraldos de la voluntad del Presidente ha quedado atrás, permitiendo que los estados de la República actúen como una verdadera Federación. Aún así, esto no quiere decir que cada gobernador puede hacer lo que le plazca y cuando le plazca; tiene que existir una auténtica coordinación apartidista en toda la nación. Felipe Calderón anuncia una nueva estrategia incluyente y Reyes Baeza traslada los poderes estatales a Cd. Juárez. Esto nos debería de hacer pensar: ¿quién tiene la verdadera autoridad dónde?

Pero, bueno; ahora veámoslo todo desde el punto de vista de la clase política: el punto de vista electorero. Reyes Baeza ha demostrado que el PAN sólo se puede salir con la suya una vez en el mismo sexenio, pues aprendió rápido la maña electorera creada por ellos en Hermosillo. La tragedia de la guardería ABC hizo que el sol saliera en el lado panista rumbo a la contienda electoral del año pasado por la gubernatura del estado de Sonora; sería inadmisible que el asesinato de los jóvenes preparatorianos haga lo mismo este año.

Y solamente tomando esa somera razón podemos entender el golpeteo que se da desde las esferas federales para detener a Reyes Baeza. Antes de que Calderón hubiera podido poner en marcha su trabajado aparato proselitista en vísperas de una campaña electoral, el gobernador chihuahuense le ganó la jugada y se ha ido a plantar en la ciudad mártir como lanzándole el reto directamente al Presidente de la República: “Ah, que tu no vienes y te paras por acá.” Ahora será cuando se tendrá que confrontar las mañas de la mancuerna Calderón-PAN al usar los recursos asistenciales para una campaña en pro del candidato a gobernador por el PAN.

Por otro lado, la marrana alianza perpetrada por el PAN y el PRD se deja sentir desde las entrañas del Consejo Nacional Electoral del PRD quienes propusieron desaparecer los poderes del estado norteño durante su traslado a Juárez. Claro que dicha propuesta no prospera por sí misma pero es un buen intento de ayuda para que el PAN se siente en la silla del gobernador durante los seis años que siguen.

La verdad es que la matanza de los jóvenes preparatorianos en Villas de Salvárcar ha terminado por colmar el hastío que en todo el país se siente por lo que sucede, no sólo en las calles juarenses, sino en las calles de casi todas las ciudades de México. Todavía no han pasado 24 horas desde que Reynosa tuvo la noche más violenta que ha vivido jamás. La brisa nocturna arrastró por toda la ciudad un enfrentamiento campal entre bandos opuestos del crimen organizado, devastando un comercio local y dejando marcas en varias casas de la colonia Puerta del Sol. Cada granada, cada bazukazo, cada balazo emitido y escuchado tejía lo que los locales llamaron “una pesadilla reynosense”; pues ningún solo medio local habló al respecto ni las fuerzas policiacas han comentado algo. En conclusión, todo fue un mal sueño, no pasó nada. ¡Hágame usted el favor!

6 de febrero de 2010

¿Constitución Reloaded?

Acabamos de darle una doble fiesta a nuestra Constitución: la primera, el lunes 2 de febrero por disposición oficial (según para uniformar los días de asueto); la segunda, el viernes 5 de febrero (la verdadera fecha de la promulgación de la Constitución de 1917). ¿Qué mejor manera de celebrarle sus 93 años rigiendo nuestra nación que proponiendo sea sustituida en su totalidad? ¿No les parece? A Calderón sí. Habría que preguntarse primero si el Presidente se ha tomado la molestia (que más debería ser una libertad) de leer la Constitución actual. No debería ser muy trabajoso pues está muy al alcance de todos en su librería más cercana por unos cuantos pesos, o en Internet para los cibernautas.

Habemus Constitución

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos vigente fue gestada a raíz de una convocatoria lanzada por Venustiano Carranza en Querétaro en septiembre de 1916; entregó la propuesta de Constitución reformada el 30 de noviembre y fue promulgada el 5 de febrero de 1917. La Constitución actual entró en vigor el 1 de mayo del mismo año.

Nuestra Constitución cuenta con 136 artículos repartidos en 9 títulos; ello sin contar los 10 capítulos concernientes a las garantías individuales, el trabajo y la previsión social, los Estados de la Federación y el D.F., la división de poderes, la soberanía nacional y las responsabilidades de los funcionarios. Además, señala que el poder y la autoridad del Presidente de la República no lo abarcan todo. ¡Ah! Quizás Felipe Calderón olvidó leer esto último y cree que está incompleta por ello. ¿Será?

Objetivos difusos

La insistencia del Presidente en la redacción de un nuevo documento viene se da por la posibilidad de que el actual resulte anacrónico. Asegura que lo que necesitamos es un documento que nos asegure vivir en una nación verdaderamente democrática con justicia, libertad y legalidad (¿para vivir mejor?). Lo que nunca le he escuchado comentar es cuáles son esas fallas que nos impiden vivir con democracia, justicia, libertad y legalidad; ¿será algún título que permita establecer el paniato y, paralelamente, ayude a impedirle al PRI estorbarle en sus planes? Quizás eso es lo que busca pero la realidad es que la Constitución si requiere una renovación completa, experimentados constitucionalistas dan fundamentos sólidos al respecto.

Sin embargo, creo que Calderón está olvidando un aspecto importante de la Constitución; que ésta ha sido reformada en varias ocasiones desde su promulgación:

“A pesar de que fue la primera en el mundo en garantizar los derechos políticos y sociales, además de los individuales, ésta ya fue rebasada por otras; y poco a poco la política económica neoliberal del gobierno está haciendo que pierda su esencia social y el espíritu por el que fue creada. Han sido tantas las reformas que se le han hecho a la Constitución, que con todas ellas tal vez hasta podrían haberse hecho otras dos.”

José Capetillo Trejo, constitucionalista

Tres cuartas partes de la Constitución han sido reformados a lo largo de 93 años de vigencia.

El Presidente no se ha dado cuenta que el verdadero problema con la Constitución está en su aplicación día a día y la constancia de sus reformas. ¿Cómo podemos esperar una Constitución válida y fuerte hoy en día si cada sexenio se hacen reformas que obedecen únicamente a los programas del gobierno federal? La Constitución no es anacrónica por sí misma, ése es el resultado de reformas irresponsables y caprichosas.

3 de febrero de 2010

Imperialismo


La historia nos ha mostrado que los pueblos del mundo se han lanzado en varias campañas alrededor del mundo abusando de algún tipo de superioridad que posean. Estas superioridades han pasado de numéricas a tecnológicas con el paso del tiempo.

En la antigüedad, la grandeza de los pueblos se medía por la cantidad de soldados que tenía y quién tenía los mejores guerreros. Tal es el caso de las culturas del viejo mundo, así como las americanas. Aztecas, Mayas, Egipcios, Persas y Romanos. El Imperio Romano es quizás el más recordado, pues su superioridad táctica y tecnológica los llevaron a conquistar gran parte de Asia y la mayor parte del territorio europeo. Además, claro, del legado cultural que dejaron al mundo; sobre todo al Derecho.


Con la llegada de la Edad Media, comenzaron a surgir nuevos pueblos que buscaban librarse de la tiranía del decadente Imperio Romano con aspiraciones a establecer su propio Imperio; como lo intentaron los hunos bajo las órdenes de Atila y los mongoles bajo las órdenes de Genghis Khan. Durante ese período, derrocar al Imperio Romano era un símbolo de poder y de dominación global. Sin embargo, ninguno de los dos imperios pudieron sostenerse pues la unidad residía en los hombros del líder; una vez muerto el líder, los Imperios se derrumbaban.

A partir del siglo XVI, el siguiente Imperio se comenzó a forjar: el Imperio Británico. Quizás este sea el único Imperio que se concretó como tal pues su dominio se extendió por la mayoría del globo gracias a Royal Navy. Además del desarrollo de una efectiva tecnología militar marítima y terrestre, la marina mercante inglesa se encargó de empujar la economía que impulsó al Imperio hasta su pico en el siglo XIX. Habiendo logrado un máximo control y una presencia casi mundial, comenzó el declive con la declaración de Independencia de los Estados Unidos. Inglaterra perdió un territorio, las naciones del mundo ganaron un tirano.

México sufrió como pocos países el ímpetu expansionista de Estados Unidos y su traición. En 1809, el último Virrey de la Nueva España vende Florida a Washington en un intento por frenarlos. En 1823, E.U. envió a Joel Robert Poinsett como representante del gobierno para firmar un tratado de amistad y comercio entre las dos nuevas naciones americanas. El propósito verdadero era entablar una base diplomática para negociar la compra del estado de Texas hasta por 5 millones de dólares. El gobierno mexicano rechazó ambas ofertas más permitió la ocupación de colonos estadounidenses en dicho territorio bajo condiciones que muchos ciudadanos mexicanos consideraban generosas, punto de vista opuesto al de los colonos. Ellos recibían terrenos a cambio de convertirse al catolicismo y de no tener esclavos.


Siendo López de Santa Anna el presidente de México, se firmó el Tratado de Velasco en el que se reconocía la Independencia de Texas como República cuyos límite fronterizo al sur sería el Río Nueces. Sin embargo, al anexarse a E.U. con categoría de Estado, las tropas americanas hicieron que el ejército mexicano se replegara hasta el Río Bravo. El gobierno americano ofreció pagar la deuda mexicana con los colonos estadounidenses si México daba a cambio los territorios de Alta California y Nuevo México. El gobierno mexicano se negó y la intervención estadounidense de 1846 inició. ¿El resultado? Estados Unidos se quedó con el 51% del territorio mexicano.

La tendencia imperialista de los británicos le fue heredada a los americanos e, inclusive, mejorada. Gracias a las ideas independentistas de José Martí, en 1895 Cuba se declaró independiente del Reino de España dando inicio a la Guerra de Independencia Cubana. Tras casi tres años de importantes victorias, un evento propició la intervención estadounidense en favor de Cuba: la explosión del acorazado Maine. La batalla marítima mostró a Estados Unidos superior y forzó el retiro definitivo de España del Caribe. En el Tratado de París, Cuba, Puerto Rico y Filipinas fueron declaradas independientes; pero ello sólo acabó en la ocupación militar por los Estados Unidos para facilitar el establecimiento de un nuevo orden. Estados Unidos le mostró al mundo su ánimo colonialista.

Puerto Rico y Filipinas continuaron contentos con esta situación, pero Cuba presionó a los Estados Unidos para desocupar su país al nacer la República de Cuba y firmar el arrendamiento de la base de Guantánamo.

Como podemos observar, desde finales del siglo XIX y durante el siglo pasado, los Estados Unidos de América ha mantenido una estricta política imperialista que Roosevelt tituló correctamente como la Doctrina del Gran Garrote; es decir, “habla de manera suave y muestra un palo gordo, así llegaras lejos.” Las intervenciones estadounidenses pretextan siempre una “discapacidad” de los gobiernos locales (desde el punto de vista del gobierno americano); pero lo que quieren decir es que las condiciones del país no funcionan a los propósitos de sus compañías comerciales y, por ello, ellos deberían de adjudicarse el poder “restablecer el orden.” Primero se les presiona a los caudillos sobre las ventajas de contar con el apoyo americano, luego se recurre a la ocupación militar si no se obtienen resultados favorables.

Si una nación demuestra que sabe actuar con una eficacia razonable y con el sentido de las conveniencias en materia social y política, si mantiene el orden y respeta sus obligaciones, no tiene por qué temer una intervención de los Estados Unidos. La injusticia crónica o la importancia que resultan de un relajamiento general de las reglas de una sociedad civilizada pueden exigir que, en consecuencia, en América o fuera de ella, la intervención de una nación civilizada y, en el hemisferio occidental, la adhesión de los Estados Unidos a la Doctrina Monroe puede obligar a los Estados Unidos, aunque en contra de sus deseos, en casos flagrantes de injusticia o de impotencia, a ejercer un poder de policía internacional.

- Theodore Roosevelt, 1904

Claro, eso lo dijo el presidente que apoyo la independencia de Panamá a cambio del permiso de construcción para el Canal de Panamá.


Siguiendo una política aun más sanguinaria que sus predecesores, Estados Unidos se ha dedicado a crear guerras que acaban en ocupaciones militares con el propósito de obtener posiciones estratégicas mercantiles o, en aquel entonces, para lograr una victoria contra la Unión Soviética como lo demostró con la intervención militar en Afganistán durante la década de los 80’s para obligar a los soviéticos a desocupar el terreno afgano mediante una inyección económica de mil millones de dólares para armas y equipo que se le compró a los americanos. Irónicamente, serían esas armas las que después se usarían en su contra cuando regresaron a ocupar el país durante su campaña en busca de Osama Bin Laden y ahora en su ocupación paquistaní.

Hoy los americanos se quejan de que existen demasiados grupos armados alrededor del mundo capaces de responder el fuego. Sin embargo, no admiten que esas armas les fueron vendidas por ellos mismos debido a su indiscreta política de venta de armas. En Estados Unidos las tiendas de armas son fáciles de ubicar y cuentan con todo tipo de armamento, ¿cómo esperan que las pandillas u organizaciones criminales no estén bien armadas tanto dentro como fuera del país? Son ellos los responsables directos de que el narco tenga el arsenal que tiene y el mercado que maneja. Entonces, ¿por qué lamentarse?

La descentralización del poder nuclear y la crisis económica mundial hacen tambalear al Imperio Americano, ¿quién surgirá de las cenizas para tomar posesión como el nuevo Imperio Mundial? ¿La Unión Europea? ¿China? Sólo el tiempo, el dinero y la militarización nos lo dirá.