1 de diciembre de 2009

Sufragio Efectivo

Desde el año pasado, cuando me enrolé de manera más activa en los dimes y diretes de la vida política del país; me topé de inicio con una idea que, por lo que veo, ha sonado también a nivel federal: la reelección de alcaldes y legisladores. Al principio me sonaba descabellada la idea y, además, una medida promotora de la corrupción política en nuestro país. Pero leyendo un poco más al respecto, caí en cuenta de que no es tan mala idea aún.

Para poder entender este razonamiento, debemos de analizar a la Federación no como un todo sino como la unión de alcaldías que es. Por décadas, nos hemos empecinado en creer que lo único que el país necesita para salir adelante es un Presidente de la República que tenga la visión y la estrategia necesaria para el puesto; se nos olvida que la Federación esta basado por municipios, y son estos los que han tenido la menor atención a través de todos estos años. Con una base tan deteriorada, México no puede salir adelante.

Las administraciones de trienio que tienen los funcionarios públicos en las Presidencias Municipales sólo pueden garantizar una cosa: las confusiones y los enredos en los protocolos de entrega-recepción. El primer año se les va en planeación y acomodar lo que la administración anterior entregó; el segundo año está dedicado a concretar la mayoría de los eventos y de arrancar los proyectos más significativos de la administración actual; y el último año se les va en preparar todo para entregar la batuta al final de éste. Este círculo aunado a la falta de continuidad para proyectos y planes arrancados en otras administraciones públicas, truncando con ello las posibilidades de armar un plan de desarrollo sólido para el Ayuntamiento.

¿Cómo ayudaría una reforma en los periodos de gestión a mejorarnos como país? En el sentido de los alcaldes, la regularización del periodo a cuatro años permitiría que los proyectos de los alcaldes en turno tengan una continuidad mejorada que derive en la conducción satisfactoria de un municipio en la dirección intencionada por el munícipe. La posibilidad de reelección en el periodo inmediato de gestión, por el otro lado, permite que los ciudadanos premiemos o castiguemos a los gobernantes (ya sean alcaldes o legisladores) por su desempeño en el primer periodo de gestión.

No sólo eso. Serviría como excelente termómetro político para dichos actores, pues reflejará el grado de aceptación que tiene entre el electorado. Los políticos tendrían que hacer muy buenas carreras políticas porque el haber llegado a dicho puesto no garantizará que avancen en su vida política sólo porque el nivel de gobierno superior del mismo color les deja la ventana abierta.

Vámonos a la historia. La Revolución nos legó la célebre frase de Francisco I. Madero: “Sufragio Efectivo, No Reelección.” Una vez consumada la Revolución, este principio se extendió hacia los Presidentes de la República; pero Álvaro Obregón decidió extenderla hacia los demás niveles de gobierno para poder halar los hilos de la política nacional desde la Silla Presidencial en Los Pinos.

En otros países del mundo, la reelección ha resultado ser un mecanismo que mantiene el equilibrio entre los niveles de gobierno superiores y los inferiores. Sólo enfrentamos un problema fundamental para llevar a su realización estas acciones: un sistema electoral que no se ha sabido ganar la confianza de la gente y que no garantiza la transparencia de las elecciones. Así que tenemos en qué trabajar.


Hernández

1 comentarios:

Lord Vyzarro dijo...

yo solo veo esa iniciativa de calderon como la actuacion del mayordomo ante el amo, que le prepara el camino para su reinado de otros 70 años, no concuerdo con que esto impulse a los funcionarios a hacer carreras ejemplares, por el contrario dado el sistema politico actual, reelegirlos seria fomentar mas el cancer que consume a mexico, dejo saludoss!!!!