Ecología a la mexicana

Desde hace una cantidad considerable de tiempo, hemos visto en los medios de comunicación mensajes constantes respecto a la conservación de la madre naturaleza y recibimos nuevos consejos sobre como llevar a cabo nuestras actividades cotidianas mientras ahorramos la mayor cantidad de recursos posible. En realidad, estas campañas mediáticas han resultado poco efectivas, pues en 40 años el crecimiento poblacional en las zonas urbanas ha acarreado consigo el incremento de Residuos Sólidos Urbanos, ello sumándole la escasa cultura ambiental y el acelerado ritmo de consumo; los cuales, por su parte, se han vuelto aún más complicados de degradar naturalmente debido a sus complicaciones químicas. Si aterrizamos estos factores a un entorno tan local como nuestro país, nos daremos cuenta que el mal manejo de estos residuos pueden llegar a afectar en un contexto global pues algunos de estos pueden desplazarse por el aire hasta depositarse en los océanos u otros destinos terrestres.

Pero, ¿qué representan estos hechos para México como ente gubernamental? Los gastos más altos de recursos humanos  materiales para los municipios.

El fenómeno se agudiza en las ciudades fronterizas ubicadas en el norte de México. Esto es debido a que el INEGI señala a la franja fronteriza del norte como la zona con mayor índice de crecimiento poblacional, ya que el 6% de la población mexicana está en esos municipios y se concentran en cinco ciudades. El INEGI también señala que esta zona es la segunda que más genera Residuos Sólidos Urbanos en el país. Al ser la frontera el segundo hogar para los sureños que decidieron unirse a una línea de producción en las maquiladoras locales y punto de cruce hacia Estados Unidos para muchos inmigrantes centroamericanos, las ciudades en la frontera norte enfrentan una importante población flotante; ese dato resta precisión los números del INEGI, pues la población bien podría ser mayor.

El problema se ha podido sobre llevar gracias a que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos le da a los municipios la facultad de concesionar este servicio público a la inversión privada. Esto ha permitido que los ayuntamientos puedan reducir costos y la calidad y cobertura del servicio sea eficiente. Además, este desprendimiento de la responsabilidad permite a las autoridades el concentrarse únicamente en supervisar al concesionario. Actualmente, y con gestiones lentas, las relaciones del municipio con la inversión privada han crecido y dado frutos como la operación de plantas de separación de residuos reciclables.

Las empresas proveedoras de este servicio más socorridas en el norte del país son Promotora Ambiental de la Laguna S.A. de C.V., Aire y Tierra Limpia, Biogás de Juárez y Voluntad Ecológica. Estas compañías han crecido gracias a la lógica más elemental: mientras más basura se genere, más producto por el qué cobrar. Así pues, el acelerado ritmo de generación de basura en el norte del país significa una importante entrada de dinero para sus arcas, mientras que para los municipios sigue siendo un fuerte gasto en el erario público. Si al detalle de los gastos por manejo que genera la basura para los ayuntamientos le sumamos la poca cultura ambiental que se tiene en esos municipios, veremos un horizonte complicado para los municipios y enriquecedor para la inversión privada.

De la muestra de municipios mencionada, Cd. Juárez se muestra como el municipio más eficiente en materia de recolección y manejo de residuos sólidos urbanos no peligrosos. Este éxito estriba en la habilidad del ayuntamiento para negociar con el sindicato y la concesionaria, ello permitió que el servicio fuera completamente privatizado manteniendo contento al sindicato de trabajadores de limpia. Con esto se demuestra que cuando se decide privatizar algún servicio público, es necesario supervisar las acciones de la concesionaria y mantener una coordinación estrecha con el ayuntamiento para que dicho servicio sea eficaz.