Éste término es un calificativo que define a un Estado débil incapaz de ejercer un control práctico sobre su territorio. Generalmente, un Estado “exitoso” mantiene un monopolio en el uso de la fuerza física dentro de sus límites. Sin embargo, de existir conflictos o terrorismo en su territorio, se pone en duda la existencia de un Estado; pero esto no abarca completamente las características que nos arrojan un Estado fallido. Para etiquetar de tal forma a una nación, es preciso considerar también si le es imposible aplicar sus leyes uniformemente a causa de alta criminalidad, corrupción en cada nivel de gobierno, un sistema judicial ineficaz, una burocracia exagerada y algunos etcéteras más.
Pero supongo que el Procurador ya lo sabía:
Con mayor razón, supongo que el Gobernador de Guanajuato, distinguido embajador de la congruencia en México, tenía conocimiento de ello.
A la fórmula le podemos agregar el hartazgo social y tendremos un pueblo que desconoce a sus autoridades. Tenemos el ejemplo de lo sucedido en Juárez; aunque debo de decir que me cayó bien Gómez Mont porque decidió salir a dar la cara ante la falta de (ingrese la palabra que complete la frase) del pitufo Pelele-dente.
Y es muy evidente que las incapacidades (y las mentiras) del Presidente no terminan ahí:
¿Mentiras? ¿Promesas vanas? ¿Guerras mal planeadas? ¿Alucinaciones post-apocalípticas? ¡Claro! Éste es su hombre:
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