11 de octubre de 2011

Últimas palabras

[Transcripción]

Bienvenidos sean ustedes a la presente emisión. En ésta, trataré de conservar un lenguaje sencillo ya que, a las personas a quienes va intencionado este mensaje, tienen evidentes trastornos de personalidad y/o deficiencias intelectuales. Sería utópico pensar que entenderían la palabra "utópico" sin buscarla en el diccionario. No importando esto, continúo.

A lo largo de mi vida, me he considerado una persona bastante tolerante con aquellas cuyas deficiencias les permiten ondear nobles banderas ideológicas que contrastan con su increíble mediocridad. Usemos definiciones para evitar ambigüedades en mis palabras.

Entiendo que, para algunas personas, la amistad se concibe lejos de la lealtad, o con una lealtad muy flaca y patética. No los culpo. En sus hogares han mamado la leche agria de una sociedad convenenciera con la idiosincrasia hipócrita de un Dios en cuyas faldas se pueden ocultar para disimular sus actividades infrahumanas. ¿"Bendita ignorancia"? No. Bendita cobardía que les permite abstenerse de pensar en las consecuencias de sus asquerosas acciones.

Pero bueno, va de nuevo para que ustedes, pequeñines, me puedan entender: Son cobardes, mediocres y patéticos; lo entiendo y no es su culpa. Así han sido siempre.

Ahora bien. Las personas cuyos escrotos tengan alguna especie de contenido (es decir, quienes se precien de hombres no porque tengan testículos sino, verdaderamente, huevos) entenderán que la lealtad se lleva siempre hasta las últimas consecuencias. En algunas ocasiones, la capacidad para responder se ve limitada por agentes externos o intrínsecos que fungen como atenuantes para justificar una falla. Las fallas son humanas, no hay problema. Las entiendo y las perdono de acuerdo al dolo que pudiera detectar detrás de éstas.

Así como las personas con un concepto de lealtad superior, las personas con dichas deficiencias psicológicas se organizan en grupos donde pueden compartir, libremente, estas características mediocres. De manera similar a como actúa el sistema inmunológico, cuando uno de los integrantes evoluciona o decide dejar de ser mediocre, el resto de los integrantes toman actitudes intolerantes y, como buena parvada de cuervos, se apoyan mutuamente para impedir el crecimiento de esa persona o etiquetarle como traidor y retirarle del grupo.

Ahora de manera simple para ustedes, pequeñines: Son un patético grupo de mediocres y, con tal de sustentar su mediocridad, han de preferir desechar a aquellos de quienes puedan aprender algo.

Habiéndoles puesto en contexto, paso al caso que nos ocupa:

En sus mequetrefes análisis sobre mi proceder, han demostrado precisamente eso: ser pequeños e incompetentes. Lo dije una vez, se los repito por si lo olvidaron: Infórmense primero. Sobre ustedes no necesito informarme porque, pues, cualquier persona con dos dedos de frente sabe que las hormigas buscan comida para su colonia. Así de predecibles son, así de pequeños son.

Aunque existen tratados entomológicos sobre las hormigas, no pretenderé hacer un tratado sobre ustedes. Sería demasiada investigación para llegar al mensaje que les daré en las tres palabras siguientes:

Son unos fracasados.

Y más que fracasados por haber fallado en tener una vida socialmente sustentable, son fracasados porque han perdido todo, intento tras intento, y lo seguirán haciendo; mientras tanto, satisfarán sus consciencias con la ridícula premisa religiosa: "Pero voy a la Iglesia los domingos y Diosito me perdona todo." Por favor, sean adultos.

Uno de ustedes ha demostrado una carencia total de respeto por toda institución que compone a su entorno. Sea su pareja, su familia y hasta su sexualidad. Así, tenemos a personas con una calidad moral tan delgada que cometen crímenes morales con tal de satisfacer sus más animalescos instintos.

Otro, ha perdido vez tras vez al ser un retrasado emocional. Lo siento, y aunque detesto decir "te lo dije", te lo digo: "Te lo dije." El amor no se encuentra en las esquinas esperando que pares a un lado y le ofrezcas un candente billete para que se entregue a ti. Sin embargo, tendrás que seguir buscando por ti mismo rodeado de esa pobreza sentimental, sólo para que caigas en cuenta, una y otra vez, de que nadie te quiere porque ni siquiera sabes lo que es eso: Querer.

Y el último... ¿Qué podías perder? Siempre habías sido tibio, "neutral". Me alegra que por lo menos tú pudiste aprender algo: a tomar un bando. Qué bueno que al fin creas algo, es lo único que me hace sentir bien de ti. Sin embargo, ello no te exime de tus claras debilidades; puesto que eso has demostrado ser: un frágil ente con capacidades emocionales subdesarrolladas. Por eso todo te lastima y te ofende, careces de la perspectiva de una persona que ya ha salido del caparazón. Ése es tu fracaso. Te entiendo y me da un tanto de lástima.

Usando palabras coloquiales: Sí, soy un culero y siempre lo he dicho. Pero mírenlo por el lado amable, al "privarme" de su "amistad" he podido desarrollarme mucho más allá de su mediocridad. Así que, más que el cobarde "adiós" que ustedes obsequian, yo les pagaré con un "¡GRACIAS!"